jueves, 14 de mayo de 2020

El casamiento de Laucha, Roberto J. Payró (1906)





«La casa era bastante grandecita, con negocio de almacén, tienda, y un poco de ferretería. Tenía también un despacho de bebidas, con gran reja de fierro adelante del mostradorcito, y sin mesas, ni bancos, ni menos sillas, para que el paisanaje y el gringaje, no teniendo en qué sentarse, se largara en cuantito tomaba la tarde o la mañana.
Entramos a la ramada, y del otro lado de la reja se nos apareció una mujer de más de treinta años –después supe que tenía treinta y cuatro–, bastante buena moza todavía, alta, muy blanca, de pelo negro y ojos oscuros. Cuando nos contestó las buenas tardes, conocí que era italiana.
–Doña Carolina –le dijo el repartidor–, aquí le traigo un forastero que anda medio en desgracia, y como el hombre busca trabajo, yo le he dicho que aquí puede ser que encuentre. ¿Qué le parece?
–Sí –contestó la mujer, mirándome con atención–; si se queda por acá, luego o mañana no más, han de venir del establecimiento de Torres… Lo pueden conchabar…
–Y usted, doña Carolina, ¿por qué no lo toma de dependiente? Es mozo vivo y capaz de ayudarla.
–¡Oh, yo! –dijo la gringa, suspirando– ya no pienso en eso. Se me ha ido la idea.
–No importa –le dije–; me quedaré a esperar a los de Torres. Y, de mientras, sírvanos dos vasos de vino que sea bueno, que estoy galgueando de sed, y este compañero no le digo nada.
Tomamos el vino, que era bastante rico, y el repartidor se despidió porque tenía apuro de llegar al pueblo. Yo me quedé a la espera, mirando la casa, para matar el tiempo. El almacén estaba regularcito de surtido, con muchas bebidas, latas de conservas en un estante, salchichones y tocino colgados del techo, queso y dulce de membrillo en una vidriera, junto con masas de facturería, caramelos largos, pan viejo y galleta.
Había también cosas de ferretería, frenos, facones, cuchillos, tijera de esquilar, hachas, lebrillos y cacerolas y una punta de chirimbolos; pero del otro lado de la reja, lo mismo que las cosas de tienda, bramante, zaraza, coleta, ponchos, camisetas, pañoletas, calzoncillos, chiripás, hilo, canutillo, pañuelos de seda celestes y colorados, y qué sé yo qué más.»



Roberto J. Payró, El casamiento de Laucha. Buenos Aires: Compañía Sud-Americana de Billetes de Banco, 1906.

Ilustraciones de la primera edición.


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