lunes, 10 de junio de 2013

Quintuay, de Enrique De Vedia (1916)




«Hijo único, era huérfano de madre, y no tenía vínculos de parentesco con nadie en América, ni conocía más afecto, fuera de los fugaces que se contraen al paso en la vida, que el cariño rudo de su padre enriquecido por el trabajo y la casualidad, y sumergido en su fortuna como el gusano de seda en su capullo.
Victorio Bergalli formaba en el grupo demasiado numeroso de los argentinos modernos que no han conocido abuelos, ni tíos, ni primos, ni más lazos de familia que la madre y el padre, generalmente extranjero, venido al país en busca de dinero y no de vínculos afectivos ni aun con la propia descendencia producida casi ocasionalmente.»


Enrique De Vedia, Quintuay, Buenos Aires, Biblioteca de La Nación, 1916.

Imagen: caricatura de Enrique De Vedia, por Cao (ilustrador), en Caras y caretas, 1904, 7 (293).
Fuente: Blog Quantulumcumque (http://biblioeconomia.blogspot.it/)

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