martes, 5 de junio de 2012

Stéfano, de Armando Discépolo (1928)



«En cada hijo crece un ingrato. Lo pide todo e cuando lo tiene… lo tira. […] La vita no e solo pane. Nosotro no lo precesábamo; lo teníame aya. La vita no e solo pane, la vita e tambiene pache e contento. […] El hombre puede ser feliche materialmente. Yo era feliche. Nosotro éramo feliche. […] Teníamo todo. No faltaba nada. Tierra, familia e religione. La tierra… chiquita, nú pañuelito… […] Pero que daba l’alegría, a la mañana, el trabajo al solé e la pache a la noche. La tierra… la tierra co la viña, la oliva e la pumarola no es una ilusione, no engaña, ¡e lo único que no engaña! E me l’hiciste vender para hacerme correr a todo atrás de la ilusione que, ahora no s’alcanza, atrás de la mariposa. M’engañaste. […] ¡Capricho! A l’año noventa me dejaste solo con tus hermanos mayore… se hanne muerto lo do, lontano, sin que nosotros lo viéramos!... […] … en tierra extraña, desparramado per me culpa… para seguirte atrás de la mariposa… […] (Burlándose) Quería ser músico. ¡Maledetta sia la música! “Papá, hágame estudiar. Yo tengo otra cosa al ánima. Aquí me afogo. Est’aria no é’ para mí, papá”… “E beh.. se t’agogase, figlio, e tiene otra cosa en capa va, figlio, estudia”. Te fuiste a l’escuela. […] E m’engañaste otra ve: “Papá, vamo a ser rico. Voy a escribir una ópera mundiale. Vamo a poder comprar el pópulo. Por cada metro que tenimo vamo a tener una cuadra”… E yo, checato te creí. “E ve… se Dio vuole, e da danaro, escribe lépera, figlio; va”… E te fuiste. Cinco año! Al novechento me mandaste llamar. “Mamá… papá… véngano. Vengano todo. No puedo vivir sen ustede. Quiero apagarle todo que han hecho por me. (Stéfano deja correr sus lágrimas.) Empieza la fortuna. Vo a ser direttore a un teatro. Estoy escribiendo l’opera fenomenale. A Bono Saria yueven esterlina. Vengano”… Esta póvera fémmena, que ha creído siempre a la parole, yorraba día e noche “per il hijo predilecto que estaba solo”… M’avelenó. Vendimo la casa, la viña, Polivaro, los animale, lo puerco… tutto… ¡tutto!... e attravesamo el mar, yeno de peligro… atrás de… la mariposa que nunca s’alcanza.» 

Fotografía: Músicos (1927).

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