«García. — Contéstele al
encargado de la colonia María Felicia que se deje de andar con historias, las
instrucciones que le remití son irrevocables, de manera que se ahorre pedidos
inútiles. Que proceda sin contemplaciones de ninguna clase. Esto de la sequía
lo han tomado como un estribillo; yo tampoco tengo la culpa si no llueve…
[…]
García. — ¡Voy a demostrar
si las tierras son mías! (A Pietro) ¿Supongo que sabrá a qué venimos? (Pietro asiente
con la cabeza) Así que no le sorprenderá que le hagamos sacar todo afuera. Hay
que dejar libre todo esto. (Al Juez) Usted con los peones haga sacar los
cachivaches que hay en el galpón. Yo lo haré hacer por aquí; mándemelo al
sargento.
Pietro (dominado por una
fuerte impresión). — Mire padrón (señala el rancho), allí tengo mi muquer
inferma, nun se poede mover de la cama; le pido que me deque hasta que se
mecore e sea posible llevarla in otra parte. Sáqueme todo, tíreme todo a la
calle, haga lo que quiera, padrón, ma deque en paz a mi Carmela. Se lo pido por
so muquer, por su ica…
García. — Pretextos; el
cuento de todos. Ya estoy aquí y he de cumplir mi propósito; no estoy para
perder tiempo. Vaya usted mismo desocupando eso (señala el rancho), y lléveselo
al hombro.
Pietro (desesperadamente).
— ¡Siñor, se lo pido por favor!
García. — ¡Oh, que tanto…!
(Se dirige hacia la puerta del rancho).
Pietro (reacciona con un
impulso de fiereza). — ¡Cuidado, patrón, eso no! (Le sale al paso, pero García
lo atropella) ¡No, allí no entra!»
Santiago Berruti, Madre tierra. Estreno: Teatro Nuevo de
Buenos Aires, 16 de noviembre de 1920.
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