sábado, 16 de mayo de 2020

Bianchetto. La Patria del trabajo, Adolfo Saldías (1896)





«Bianchetto dejó la playa de Sestri Ponente sin mirar para atrás; sin un recuerdo tierno para los días sin nubes que para él se habían sucedido. El padre quedaba bien muerto. La tía Marcotta también. Nadie quedaba tras él. Él mismo era nadie: una piedra, una yerba que se aparta con el pie, y se sigue, cada cual ocupado de cosas más serias. Él no tenía más cariño que para su pequeño tesoro, ni tenía más ayuda que la propia. Con ésta ahorraba el costo de su pasaje, pues en cambio de su transporte á Buenos Aires, él servía de grumete en el barco, pudiéndose romper una pierna al subir al palo mayor ó resbalar sobre la cubierta en una noche de borrasca.
¿Cómo había vivido? Algo peor que como vive un pollino, al que se considera por ser el agente indispensable de la ganancia del día. Él nada sabía hacer, porque nada le habían enseñado. Leía apenas, porque el cura había intervenido para que lo admitiesen en una escuela, en cambio de los mandados que él le hacía y de barrerle la sacristía y las dos habitaciones.
El único servicio por el cual no se le había exigido condigna retribución, debíalo á los caballeros españoles, quienes le habían enseñado á cantar y tocar la guitarra, marchándose en seguida para América, é invitándolo á ir allá. Pero ¿estaba seguro que éstos no le exigirían algo en América? ¿Cómo era esta América que tan lejos estaba de la Europa? Recordaba que los caballeros españoles le dijeron que la América era una bella promesa que se brindaba á los hombres de todas las latitudes. ¿Y qué le prometerían á él? ¿Riquezas? Él no debía confiar en las promesas después de lo que le había sucedido con la extranjera.
Entre este deshilachado giraba la mente de Bianchetto el día de la partida del Colombo, cuando la marinería estaba en la faena de cargar y estivar pipas, y cajones, y bultos de toda especie, mientras el mayordomo y su cuadrilla se las habían con los pasajeros y los equipajes, muchos de los cuales valían más que los pasajeros.»

Adolfo Saldías, Bianchetto. La Patria del trabajo. Buenos Aires: Félix Lajouane Editor, 1896.




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