jueves, 23 de mayo de 2013

Lejos de dónde, de Edgardo Cozarinsky (2009)



«De Génova recordaba que la ciudad se despertaba envuelta en una luz grisácea, mortecina. Una bruma densa se levantaba del mar, invadía las calles cercanas al puerto y arrastraba el olor a herrumbre de barcos y a pescado podrido más allá de la Piazza Caricamento, hasta la Via San Luca.
Ella prefería hacer las compras a esa hora temprana, estar de vuelta en Via Lomellini 6 a tiempo para preparar el desayuno y no volver a salir. No sentía curiosidad por explorar esa ciudad extraña, sus arduas escalinatas y edificios ruinosos que parecían dispuestos a desplomarse a su paso, su desorden incomprensible. Sólo el puerto la atraía, muelles y dársenas de donde un día podría partir hacia otro continente, lejos de las venganzas que en Europa amenazaban a quienes habían estado cerca de los perdedores. Más de una mañana descendía hasta la orilla del Porto Antico para distinguir a lo lejos, del otro lado del Porto Vecchio, los transatlánticos que dormían junto a los ponti. Había aprendido no sólo los nombres de esas embarcaciones sino también los de las compañías a las que pertenecían, como si esa partícula de conocimiento le confirmara la promesa del viaje tan deseado: Cabo de Buena Esperanza, de Ybarra; Buenos Aires, de Dodero. Uno de ellos la esperaba, no tenía duda.»

Edgardo Cozarinsky, Lejos de dónde. Buenos Aires:Tusquets Editores, 2009.

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