viernes, 31 de mayo de 2013

El mar que nos trajo, de Griselda Gambaro (2001)



«En el verano del ’89 se produjeron dos acontecimientos importantes en la vida de Agostino cuyo transcurso no le había deparado sufrimientos ni alternativas notables. En primer lugar, su futuro cuñado intercedió ante la compañía naviera en la que trabajaba y le consiguió un contrato como marinero en la línea Génova Buenos Aires. En segundo lugar, se casó con Adele.
Él tenía diecinueve años y hasta ese momento sólo había conocido la isla y el mar que la rodeaba. Cada atardecer, salvo que el tiempo lo impidiera, salía en barca bajo patrón en jornadas que, según la pesca, concluían al amanecer o al mediodía siguiente. Se trabajaba mucho y se ganaba poco. En cambio, marinero en un buque de ultramar, su porvenir sería distinto, y bien lo sabía por los paisanos embarcados que cada dos o tres meses regresaban a la isla con provisiones exóticas, regalos y dinero en el bolsillo. Decían que el trabajo distraía de la ausencia.»


Griselda Gambaro, El mar que nos trajo, Buenos Aires, Norma, 2001.

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