jueves, 12 de abril de 2012

Memorias y exilios en Augustus de Liliana Bellone (1993)


La Ciudad Doliente y los espejos [1]

Fernanda Elisa Bravo Herrera

En Augustus, Liliana Bellone (Premio Casa de las Américas 1993) reconstruye la historia de cómo una familia de pioneros inmigrantes en Campo Santo, un pueblo del interior de la provincia de Salta, en Argentina, llega a la ruina. La historia se construye en el monólogo de Elena/Clara Gambassi, memoria de esa desgracia, imbricando en esa autobiografía refractante problemáticas identitarias sin resolución. Marginalidad, exilio, pérdida, periferia conforman en esta novela un espacio de memoria individual y colectiva, fragmentada, perdida, modificada, en exilio.
 La literatura y la palabra escrita devenida ficción y simulacro constituyen el único espacio de la memoria y, paradójicamente, indican la imposibilidad de una memoria fuera de ese ámbito, es decir, no literaria, no ficcional. La palabra enmascara y recupera una identidad que se ha ido cancelando, desfigurándose, deshilachándose. La muerte, en acecho, no es una metáfora de la pérdida de identidad solamente, sino también manifestación de un exilio cultural, físico y simbólico resuelto siempre como pérdida para el narrador, no obstante la escritura de los recuerdos. 
El exilio, estigma de una expulsión de un mundo, es la pérdida de un horizonte socio-ideológico propio y la consecuente inmersión en un caos discursivo en el que el ensamblaje de voces y discursos fragmentados enfoca, justamente, el problema de una identidad fragmentada, desplazada. En vinculación con esta problemática, Augustus se inscriben en la vasta producción que en Argentina –y no solamente– ha registrado y narrado el exilio, en tanto partida, ausencia e imposible regreso. Tal es el caso de la novela Libro de navíos y borrascas (1983) de Daniel Moyano, cuyo capítulo «Cadenze”, eje del texto, es una especie de «summa poética» del exilio y propone, como toda la novela, el desdoblamiento discursivo en el diálogo aparente. Estrategia compartida en Augustus que revela y oculta en múltiples juegos especulares la identidad entre las dos hermanas y los desdoblamientos de ambas, revelando en ello no solamente las versiones y las fatalidades de un destino compartido sino fundamentalmente la conflictividad identitaria que cancela certezas y rasga a los sujetos.
Desde el inicio de la historia de la familia Cambassi la pérdida, provocada por la inmigración, se configura como la fuerza definitoria. La idealización de valores identitarios compartidos con otros inmigrantes y con  la clase «privilegiada» o dominante del pueblo funcionan como estrategias de compensación de la pérdida de la patria de origen y como mecanismos de inclusión e integración en la nueva sociedad. En este proceso, la imagen del barco opera como símbolo de una pérdida que se perpetúa, no obstante los varios intentos de suplir dicha carencia. La educación en la cultura francesa de las hijas de inmigrantes italianos manifiesta una doble alienación cultural, ya que, abandonando la cultura italiana para integrarse a la sociedad argentina, la adhesión a la cultura francesa constituye el medio para alcanzar un status y salir del margen. Esto, por otra parte, se impone por medio de una introspección que conduce, paradójicamente, a la periferia del espacio dominante que se toma como modelo cultural. Así se manifiestan las relaciones asimétricas de dependencia desde la colonialidad, desde la interiorización e incorporación de estructuras mentales de lo colonial, de desvalorización de la propia cultura.
No obstante el «parricidio», la inmigración y la desobediencia al orden patriarcal, en esta historia los mandatos familiares se imponen, a través del castigo final, a las hijas, mostrando en el relato cómo la casa cerrada, casa tomada al fin y al cabo, es un infierno en el que las culpas tienen su propio lugar. El final de Augustus, marcado por la constante presencia del fuerte viento de agosto, reescribe el fuerte vendaval del Canto V del Infierno dantesco. El infierno, sin embargo, en Augustus, no se resuelve en la eternidad, ya que el castigo determina el fin de la familia, de la casa y, con ella, de todo lo que ésta representa. El castigo eterno, en ese viento que arrasa todo ese mundo ya muerto, es el vacío, el exilio.


 Bellone Liliana, 1999 [1993], Augustus, Ediciones del Robledal, Salta [edic. orig. Ediciones Casa de las Américas, La Habana].



[1] Texto modificado y breve de la ponencia presentada en el XXXIII Congreso Internacional de Americanística, organizado por el Centro Studi Americanistici “Circolo Amerindiano” Onlus en Perugia (mayo de 2011). Texto completo publicado: “(Des)articulación de memorias, soledades y exilios: Augustus y Fragmentos de Siglo de Liliana Bellone”, en Quaderni di Thule. Rivista italiana di studi americanistici. Atti del XXXIII Convegno Internazionale di Americanistica. Perugia: Centro Studi Americanistici “Circolo Amerindiano” Onlus, 2012. CD-Rom.

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