«Estoy mirándome en el espejo de nuevo. Tengo el pelo más rojo, va aumentando. Pronto lo tendré completamente rojo como vos, Clara, como vos hermana con tus ojos que están ahí en el espejo mirándome desde adentro del vidrio, sos vos, soy yo mirándome a mí que estoy afuera, soy yo que estoy en un lago mirándote a vos y me sumerjo en tus pupilas, profunda agua sin fondo, en tus mis pupilas aguas sin fondo profundas. Clara Eugenia Elena Clara Isabel Elena Clara Eugenia vos muriéndote por ese descastado de Iriarte como yo Elena muriéndome por ese descastado infeliz de Iriarte porque Pablo no me amaba, sentía sólo pasión por mí como Ángel no te amaba, Elena, y sentía sólo deseo por vos, Elena Campassi querida, hermana menor Elena Campassi como Santa Elena y la reina de Italia, amada de papá, preferida de papá.»
«Afuera el vacío me espera. Me invade el espanto y estoy absorta, estática en la espera del fin porque sé que Teresa Guaymás uno de estos días abrirá la ventana y voy a volar por el aire haciéndome ceniza.El viento de agosto sacude postigones y gruñe, a veces, escucho en medio de su rugido dolorosos ayes y lamentos porque ahora que soy casi transparente, mis sentidos pueden advertir sonidos y formas imperceptibles para los demás y sé que esos quejidos ocultos en las ondas del vendaval pertenecen a las almas hechas jirones de los lujuriosos y los adúlteros que purgan sus pecados chocándose unas con otras en una danza eterna».
Bellone Liliana, 1999 [1993], Augustus, Ediciones del Robledal, Salta [edic. orig. Ediciones Casa de las Américas, La Habana].
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