miércoles, 12 de septiembre de 2018

Casita robada, de María Josefina Cerutti (2016)





«Una escopeta le cruza el pecho. Lleva boina ladeada, camiseta, pantalón de trabajo y alpargatas. Transpira y camina, de una punta a la otra del portón verde inglés. Es febrero de 1944, un napolitano recién llegado cumple la orden de mi abuelo Victorio. Nadie más que él, su mujer y sus hijos pueden entrar en la Casa Grande. La casona de Viamonte 5329, en Chacras de Coria, Mendoza.
“La desgraciada situación en que se han colocado los herederos impugnándose mutuamente hechos graves e infringiéndose agravios” obligó al juez de la sucesión de Manuel Cerutti a designar un administrador que no perteneciera a la familia porque “con sus luchas y pasiones desatadas los herederos han perdido toda la noción de la medida y de la serenidad”.
El padre de Victorio, que había muerto en septiembre de 1943, dejaba una montaña de bienes para repartir: la Casa Grande era la joya de su sueño americano. “Casi treinta años de pleito”, decían en la familia. Expediente de cinco cuerpos; 1.114 fojas de agravios, amenazas y citaciones. Más alguna que otra causa penal.»

María Josefina Cerutti, Casita robada. El secuestro, la desaparición y el saqueo millonario que el almirante Massera cometió contra la familia Cerutti. Buenos Aires: Sudamericana, 2016.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.