«Una
biografía.
Para Angélica
Gorodischer
Para
que mi cuerpo
ocupara
un mínimo lugar
sobre
el esplendor verde de esta pampa,
un
intersticio vital bajo los soles
húmedos
que tiene mi provincia,
debió
pasar un tiempo largo.
Millares
de inmigrantes tuvieron que cruzar
el
fragoroso Atlántico, instalarse
en
este Sur lleno de abrojos,
víboras,
avestruces, ombúes y calandrias.
Los
míos debieron sembrar todo este trigo
y
fecundar a sus mujeres. Alzar sus casas
precarias
y plantarle en el patio muchos árboles
y
yo, debí admirar el color primario
de
tantas madreselvas y el espacio abierto
con
mi asombro. Atestiguar las faenas fatigosas:
arado,
siembra, rastrojo y la vasta cosecha
en
los diciembres.
Para
que mi voz sonara humilde y firme,
debí
perseguir cuises y pájaros
en
la desidia infinita de la siesta;
robar
melones, trepar todos los árboles
hurtando
la miel de tantas brevas.
Debieron
pasar montones de junios neblinosos
para
que yo, Jorge Isaías me llamara.»
Jorge Isaías, Crónica gringa y otras crónicas,
Rosario: Editorial Fundación Ross, 2010.
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