martes, 6 de enero de 2015

"Sobre la influencia italiana en nuestra cultura", Nosotros (1928)



«El hijo del italiano nacido en la Argentina es argentino. No me refiero aquí a un accidente legal sino a un hecho moral indiscutible. Desde que el hijo de italianos nace, pertenece a esta tierra que lo moldea. Es un ser libre en un medio libre, del que es parte integrante, a cuya formación moral contribuye y del que es dueño por lo tanto en la medida de su pujanza. La influencia paterna no puede nada contra este rebelde por derecho natural. Cuando este hijo de italianos tiene conciencia de sí mismo, no sólo está dominado por el medio sino que a su vez siente deseo de dominarlo, vale decir de sobrejuzgar las dificultades que le impiden ser un argentino perfecto. Es común que quiera llevar su criollismo hasta la exageración del prototipo. Como ejemplo citaré al “compadrito”, tipo genuino del medio popular porteño que, en la generalidad, es hijo de italianos. Por ello también es común que el hijo de italianos trata de argentinizar a sus padres, que se presta con frecuencia a este juego, ya sea porque emigrantes incultos al llegar ahora a señores quieren ponerse a tono con la sociedad en que viven; ya sea por simpatía espontánea, porque aquí hicieron  fortuna, porque aquí nacieron sus hijos…»


Opinión de Julio Rinaldini en “Sobre la influencia italiana en nuestra cultura”, encuesta realizada por Roberto Giusti, Nosotros (1928), XXII, febrero-marzo, n° 226; abril, n° 227.

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