martes, 28 de agosto de 2012

Bomarzo (1964) de Manuel Mujica Láinez



«Se sentía en Florencia, más que en ninguna otra parte, la fuerza de la vida […]. Y se sentía al arte también, la presencia permanente, vital, del arte. Los rostros, los ademanes, se transfiguraban en esa atmósfera, como si requirieran el fondo familiar de las pinturas o el modelado del mármol y del bronce para destacarse con intensidad propicia. Iban por la calle unos niños cantando, danzando, y componían un bajo relieve de Mino da Fiesole o de Luca della Robbia; iban unos pulcros, graves adolescentes, y era Donatello, y era Pallaiolo; iban unos paisanos, y era Ghiberti; iba un caballero delgado, como una flor el traje de brocado de plata, y era Benvenuto Cellini; iban unas damas, con collares de rica armazón y alhajas en las mangas de terciopelo, ceñidas las frentes por arcos de oro, y era Pontormo; iba un atleta, y era Miguel Ángel.»

Mujica Láinez, Manuel, Bomarzo. Buenos Aires: Sudamericana, 1964.

Imagen: L’Orco, del Parco dei Mostri o Sacro Bosco en Bomarzo (Viterbo).

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