«De
Juan Brunetti se contaba una historia tremenda.
Enamorado
de Julia Denegri, la más preciosa niña de Bella Vista, había tocado sérias
dificultades porque sus padres, que algo conocían la historia de aquel bandido,
se negaron á recibirlo.
Brunetti
tenía además un exterior repugnante, afeado aún más por una terrible bizquera de
sus ojos.
De
modo que Julia, lejos de encontrar amor hallaba un invencible espanto en la
mirada de su pretendiente.
Brunetti,
por medio de una carta, hizo proposiciones de fuga á la hermosa niña, que
entregó la carta á sus padres, manifestándoles el terror que aquel hombre le
inspiraba.
Sabedor
de esto, Brunetti juró vengarse de una manera tremenda.
Se
retiró de Bella Vista, todo el tiempo que creyó necesario para ser olvidado y
cuando calculó que ni Julia ni su familia lo recordarían siquiera, se presentó
una noche en la población.»
Eduardo
Gutiérrez, Los enterrados vivos. (Continuación
del asesinato de Álvarez). Buenos Aires: N. Tommasi Editor, 1986.
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