«Los padres hablan su idioma;
los hijos el lenguaje que aprenden en la calle y que no se puede enseñar en la
escuela, el único que van a conservar con todos los giros ingenuos y la riqueza
de una lenta y prodigiosa elaboración en medio del sol y de las emanaciones de
una robusta naturaleza entre la amalgama secular de todas las razas. Conversan
y se entienden asimismo hablando idiomas distintos, porque los padres se han
impregnado del medio y mezclan a su vocabulario extranjero las frases y los
modismos que le oyen a los hijos, cuya vivacidad los seduce, los enternece y
alienta.»
Sicardi, Francisco
Anselmo, Libro extraño, II, Genaro. Buenos
Aires, 1895.
Imagen: «Paisaje costero», de Ivan
Aivazovsky, 1817-1900.
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