«Si
fundar es edificar materialmente una ciudad, fundar una colonia agrícola y a la
vez realizar una política de inmigración, significa edificarla materialmente,
pero además iniciar con ella lo que es objeto de su creación: el trabajo de la
tierra, las siembras, las cosechas, y radicar en carácter de familias
campesinas a las inmigrantes.
Esta
premisa es valedera para aplicar la calificación que corresponde a las familias
que llegaron desde el día 27 de enero de 1856 a Esperanza hasta completar en el
transcurso de ese año las doscientas que debía traer Castellanos. En principio
la acción de las familias –como la de Castellanos– es un acto de inmigración y
colonización. Y no sería incorrecto llamarlas familias colonizadoras –en el
sentido de establecidas en una colonia agrícola– y llamar colonos a los que
trabajaron la tierra. Pero he preferido llamarlas familias fundadoras, porque ellas en numerosos casos edificaron materialmente la colonia
construyendo sus ranchos y todas cumplieron con el objetivo que se busca al
fundar una colonia: araron, sembraron y además, después de 1860 edificaron sus
propias nuevas viviendas sin intervención oficial, plantaron árboles,
alambraron, apacentaron y multiplicaron sus ganados, ejercieron otros oficios,
es decir que dieron nacimiento y vida a una colonia con su propio trabajo. Y
eso es fundar. Además en documentos de la época quienes estuvieron directamente
vinculados a la colonia Esperanza por sus funciones, como Adolfo Gabarret o
Ricardo Foster, al referirse a las primeras familias las llaman “familias fundadoras”.»
Gastón
Gori, Familias Fundadoras de la Colonia
Esperanza, Museo de la Colonización Publicación N° 3. Santa Fe. Librería y
Editorial Colmegna, 1974.
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