"No acababan de pasar nunca, como si se hubieran duplicado durante la noche. Familias y más familias, muchachos y más muchachos, caras de ciudad y del campo, de la alta y de la baja Italia, figuras de gente honrada, de contrabandistas, de enfermos, de ascetas, de viejos soldados, de mendigos, de rebeldes, corriendo con más furia cada vez, como si les apremiara el terror de no llegar á tiempo para encontrar su parte de tierra ó de pan en América.
¡Oh, qué desfile de miseria tan interminable! Y sin poder sujetar la imaginación, veníanseme á las mientes con obstinación y como por escarnio, al ver tanta miseria hambrienta, las llamaradas patrióticas de la gente ociosa, de los bien acomodados y de los ilusos, vociferando con entusiasmo carnavalesco por las plazas de Italia llenas de banderas y de esplendores. La humillación que sentía hacíame apartar la vista de mis compañeros de viaje extranjeros, cuyas afectadas exclamaciones de compasión y de estupor llegaban á mis oídos como injurias á mi país. No cesaban, entretanto, de pasar andrajosas y tristes miserias, mujeres macilentas y criaturas sin patria: desnudeces, vergüenzas y dolores. El espectáculo duró media hora, que me pareció eterna."
Edmundo De Amicis, En el océano. (Viaje á la Argentina). Buenos Aires: Biblioteca de "La Nación".
Imagen: "I giovani mendicanti", de Léon Jean Bazile Perrault, 1832-1908.
Imagen: "I giovani mendicanti", de Léon Jean Bazile Perrault, 1832-1908.
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