INMIGRANTES
En la estación, solemne como un templo,
Sobre los duros bancos de 2a., se
aprietan.
Son montones de carne sonrosada
Y rubias cabelleras
Que van a las provincias
Seguidos de su prole y de sus hembras.
Hace unos pocos días nos los trajo el
océano,
Ya se van por las pampas, los pueblos y
las selvas;
Y el gaucho, el negro, el indio
Sentirán el fermento rubio en su oscura
gleba.
Antes sólo teníamos
Sol en tu cielo, América.
A más del sol del cielo tendremos este
otro
Que nos viene brillando en las cabezas
De estas jóvenes gentes, sanotas y
grandotas
Como parvas de trigo rubio que se
movieran.
Ahora, así tendremos sol de día y de
noche,
Sol en el alto cielo, sol en la baja
tierra;
Sol celeste, el paterno sol: el sol que
nos alumbra,
Sol humano, el fraterno sol: el que nos
calienta.
Los inmigrantes rubios vienen de tierras
frías,
El sol casi no brilla en esas tierras.
Aquí van estos hombre rubios a
enriquecerse
Con su sol generoso de luz, cielo de
América
Y así vamos a hacernos todos dos veces
ricos:
Habrá sol en el cielo y sol en las
cabezas.
Álvaro Yunque, Poemas gringos. Buenos Aires: Claridad,
1932.
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