El arribo
El ir hacia la tierra
demanda sacrificios.
Para muchos
es un penoso retardar
los días
en múltiples tareas de
mendrugo.
Pero la fe los guía.
y una ilusión de trigos
rubios
les va acuñando,
adentro, las monedas
del buen augurio.
De pueblo en pueblo.
Fatigados.
Disperso ejército
minúsculo
siempre porfiando hacia
la meta,
tenaces y seguros.
La pampa, de repente,
es una lágrima de
júbilo.
Delante de ella, sienten
que los atrapa su
salvaje embrujo,
que en la amistad del
aire
hay como un cálido
saludo,
que la infinita tierra
los convoca
desde su fondo oscuro,
que todo, en torno, los
envuelve
en su afectuoso rústico.
Comprenden que ese es el
Canaán soñado
para volcar su potencial
de músculos
y alzar el techo y
proyectar los hijos.
Por eso, conmovidos,
taciturnos,
miden el tiempo que
dejaron lejos,
el tiempo que vendrá
alabando el surco.
Y escuchan ya, cómo en
su sangre
la voz del sueño que
trajeron juntos
los predestina y funda
en esa tierra
para el amor definitivo
y último.
Mario Vecchioli, El sueño casi imposible, 1974 [en Antología poética. Selección y estudio preliminar de Marta Zobboli
y Mirtha Coutaz de Mascotti). Rafaela: Municipalidad de Rafaela, 1987].
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